lunes, 25 de julio de 2016

Expedición Cordada al Khan Tengri 2016 parte II


Después de tres días de aclimatación haciendo un par de actividades, ahora vienen dos días de mal tiempo. Aprovechamos para descansar en el campo base y socializar con las múltiples expediciones que coinciden con nosotros. 



Polacos, rusos, georgianos, iraníes, franceses, suizos, y otro grupo españoles, de Andalucía, ....toda una amalgama de lenguas y culturas, unas pocas de trekking, y la mayoría para el Khan Tengri y el Pobeda. Son momentos de relax, de lavar, ordenar las tiendas, jugar al ajedrez (incluida una derrota lógica contra un jugador de Novosivirsk, meneo humillante, pues mi contrincante mientras jugaba chateaba con el móvil), leer el libro que he traído de Brian Greene, etc...





Parece que el miércoles hay una ventana de un día y luego se vuelve a estropear, aunque la previsión no es del todo buena. No estamos teniendo suerte con la meteo y nos tendremos que armar de paciencia. Aprovechamos ese día para hacer el primer porteo al campo 1, situado en el mismo glaciar que el campo base, pero algo más alto, a unos 5.300 m, y justo antes de la fuerte pendiente que el corredor-glaciar que da a los campos superiores.



Emprendemos la marcha de buena mañana con unos cuantos kilos a la espalda, y como somos los únicos en salir, nos toca abrir huella (otra vez). Lo que en principio han de ser dos horas y media de se convierten en más de cuatro horas en nieve polvo, con varias caídas inofensivas a pequeñas grietas ocultas tras el blanco manto.

 



Por fin llegamos al destino, montamos una tienda y dejamos dentro todo el material, incluyendo dos tiendas de altura, sacos, material de escalada, comida... Hay al menos diez tiendas más y esperamos que el trabajo de apertura de traza lo podamos compartir con más gente los próximos días.


Después de otro día de descanso, valoramos las previsiones, y decidimos adelantarnos un día respecto a la mayoría de los expedicionarios para aprovechar al máximo la pequeña ventana de buen tiempo. Josep propone hacer una "nocturna", es decir, salir al día siguiente ligeros y después de cenar, hacia las 21:00 h, pasar por el campo I para recogerlo todo y ponerlo en la mochila, y subir al campo II, a unos 5.200 m, donde montaremos las tiendas y descansaremos un día entero. Al día siguiente subiremos al campo 3, a unos 5.900 m. 

Aprovecho para descansar antes de la cena y leer un rato. Los dos primeros días de espera se han hecho largos. Como hace mal tiempo, la rutina es sencilla: de la tienda propia a la de comedor y viceversa todo el tiempo, siempre con comida más bien escasa. Me despiertan, es la hora de la cena, pero antes preparamos las mochilas y nos ponemos ya las botas. Salimos algo cargados y cogemos bien ritmo al campo 1. Hay traza hecha y reducimos considerablemente el tiempo, al que llegamos en apenas dos horas y media, hacia las 23:00 h, y donde ya hay algunos grupos.
La tienda que plantamos está enterrada por la nieve y después de palear sacamos todo el material, que ponemos en nuestras mochilas. El cambio es significativo, y al principio uno no se hace a la idea de como va a subir a los campos superiores con semejante piano, que incluye: saco expedición, aislante, tienda, cargas de gas, quemadores, ropa de recambio, tres cuerdas repartidas, comida para 8 días, ... y todo lo que se necesita en altura...

Al cabo de llegar nosotros, llegan más expediciones, y el campo 1 está con más gente que nunca, pero solo nosotros saldremos antes de dormir. Al principio vamos bien, pues hay algo de traza hecha. Si ésta llega hasta el campo 2, será coser y cantar.



Al cabo de 1 hora, horror, la traza se acaba; bueno, en realidad da media vuelta. Otra vez nos toca abrir en nieve reciente !... Nos vamos turnando y vamos progresando por terreno siempre ascendente, con algunos escalones más verticales. 

El esfuerzo por el peso de la mochila, la altura y la apertura de traza es abrumador, y poco a poco se va notando el cansancio.

En un momento dado, Josep pide parar. Parece que ha tenido un corte de digestión y está destruido, hasta el punto que está pensando en bajar. Entre que descansamos un cuarto de hora, comer y beber algo, y cogemos algunas cosas de su mochila, reprendemos la marcha después del susto.

Las horas pasan y las primeras luces del alba asoman justo antes de pasar por el cuello de botella, conocido por los aludes que caen de la vertiente este del Chapaiev. Hace poco nos ha pasado un ruso abriendo huella sin mochila. Debe estar aclimatando solo, pero nos ha abierto algo de huella.


Algunas cordadas nos sobre pasan, aprovechando nuestra traza. Ya estamos a 5.100 m y nos encontramos un corto muro de nieve-hielo. Lo pasamos con cuidado, porque hay una gran grieta a la derecha.


Llevamos casi 11 horas y estamos reventados. Por fin vemos el campo 2 ya cerca. Es minúsculo y está sobre una plataforma elevada debajo de grandes seracs. Qué acogedor !....Llegamos, exhaustos, y cavamos y montamos las dos tiendas. Nos preparamos una curiosa cena de liofilizados a las 9:00 de la mañana. El resto del día lo dedicamos básicamente a dormir y fundir agua, en total casi 20 horas metido en el saco.

El siguiente día nos quedan unos 600 m más hasta el campo 3, a 5.900 m. Nos levantamos tarde, hacia las 5, recogemos todo, y emprendemos la marcha, por terreno suave, y sin grietas ya a la vista. Afortunadamente hoy disponemos de la traza de la gente que nos adelantó ayer y continuó hasta el campo 3. El esfuerzo de ayer y la altura se dejan notar y además el cielo se va cubriendo, dando paso a una débil nevada. 

Observamos como mucha gente baja del campo 3; parece ser que desde el campo base han ordenado a todo el mundo que abandone los campos de altura, pues vienen 3 días de mal tiempo. Uno de los guías que baja nos lo confirma. Momentos de duda. Josep lo tiene claro, Amunt !, y Claudia y Marc les siguen. Fran y yo evaluamos la situación y finalmente decidimos también llegar hoy arriba para dejar material y provisiones. No parece una borrasca fuerte, y la precipitación es débil. 

El último tramo, más empinado, se hace interminable, y hacia las 15:00 llegamos al campo 3, envueltos ya en un fuerte viento y frío intenso.


El lugar es espectacular. El campo, generalmente el último antes de ataque a cima, está situado casi en el collado entre el Khan Tengri y el Chapaiev, justo debajo y al abrigo de un gigantesco serac, y apenas caben 7 u 8 tiendas. Unos metros abajo existen tres cuevas de hielo, excavadas desde hace años por las compañías de expedición, y que se pueden usar previo aviso y pago a la agencia del campo base. Nosotros nos hacemos los longuis y Josep, Claudia y yo nos metemos en una de ellas, mientras Fran y Marc montan una de las tiendas.



La entrada, muy estrecha, da a acceso a una cueva no muy espaciosa y claustrofóbica, en la que no puedes estar de pie,  y con una plataforma que se usa para dormir, El abrigo está vacío y lo ocupamos depositando todo el material que usaremos en el siguiente ataque. 



Dentro hace más frío del que me imaginaba y enseguida me meto dentro del saco. En principio descansaremos todo el día y mañana bien temprano bajaremos al campo base. Fran y Marc no sé que estarán haciendo, pero los tres de la cueva comenzamos a Calentar agua y preparamos sobres liofilizados. A media tarde me pongo a dormir, pero al cabo de pocas horas me despierto con frío. No se suponía que aquí dentro se estaba mejor que en una tienda ?. Será con un aislante como dios manda, porque ya veo cual ha sido mi error. Además de no llevar un plástico para comodidad del vivac, me he traído una esterilla demasiado ligera, de las de Decartón baratas, y el frío del hielo sube por la fina capa de plástico hasta mi espalda. Esto me mortificará ese día y los de ataque que estemos en al C3. La noche se me hace eterna porque apenas consigo dormir algo. Josep y Claudia no han descansando mucho mejor. 

Afortunadamente suena el despertador. Debemos llevar más de 15 horas metidos en la cueva. La mochila no pesa nada hoy, y empezamos rápidamente a bajar por la mañana bajo una débil nevada. En menos de una hora llegamos al C2, y luego al escalón de hielo, esta vez ya protegido con una cuerda fija.


Apenas paramos hasta el CB, sólo un breve descanso en el C1, pero antes de llegar a éste mis cervicales empiezan a acusar el esfuerzo de estos dias o una mala posición durmiendo. Después del C1, ya a poco más de 4000 m empieza mi calvario. El dolor ya me baja por toda la espalda y apenas consigo caminar 5 minutos sin parar a recuperarme. Llego destruido al CB a la hora de la cena.


Ahora tocan un par de días en el CB, que aprovechamos para charlar con la gente, relajarnos y también preparar el asalto final. La idea de Josep es montar un campo 4 de una sola tienda como refugio de emergencia para el descenso, por si se tuercen las cosas. Ya han llegado unas botas nuevas desde Bishkek para Josep, un problema menos.

Así quedaron sus "botas"
Por mi parte, un herpes labial me está crucificando, y las cremas que llevamos no surten efecto. El comedor como siempre: buena comida pero escasa, de bebida solo agua caliente en termos, y las cenas son de un solo plato. Además, nos topamos siempre con la misma respuesta ante nuestra petición de lúpulo: "No helicopter, no beer..." Eso sí, vodka, tienen hasta debajo de las piedras...


El segundo día de descanso será breve. Para aprovechar la ventana de buen tiempo al máximo, el plan propuesto por Josep es salir por la tarde con la meteo todavía a mejorar y dormir en el C1, y al día siguiente subir directamente al 3, donde tenemos todo el material. Para el C1 los amigos andaluces nos dejan amablemente una de sus tiendas, pues solo tenemos una en ese campo.

Como la última vez, llegamos bien a las tiendas, aprovechando la buena traza existente. Al llegar Fran se ha dado cuenta que se ha olvidado el plumas en el CB. No hay marcha atrás; ir al CB a por él y volver queda descartado.


Nos levantamos bien temprano y ya antes de las 3 nos ponemos en marcha. El ritmo es bueno, pues ya estamos aclimatados, hay traza y llevamos poco peso. Apenas un par de horas de marcha y ya amanece. Nos aproximamos al peligroso cuello de botella antes del C2.

Al fondo el cuello de botella...

"Ánimo, ésta será ya sólo la penúltima vez que pasemos por aquí", me digo interiormente. Cuando estamos a apenas 200 m del inicio del paso, y justo cuando hay un par de grupos atravesándolo, oímos un gran estruendo en las paredes somitales del Chapàiev. Enseguida observamos un gran alud que cae hacia el corredor por la cara E y barre todo el camino de subida. Todos nos detenemos. 



Silencio. Fran y yo nos miramos. Que hacemos ?. Josep, que va delante con Marc y Claudia, lo tiene claro. "Ha sido un alud de nieve polvo, poco peligroso..". Pues nada, sigamos, al menos para ver si hay algún herido. Cuando llegamos, nada. El alud ha pasado por encima de la traza sin dejar apenas rastro. Fran y yo hemos estado a nada de bajarnos. 




Enseguida pasamos cerca del C2, descansamos y seguimos hacia el C3. La subida, ahora con menos pendiente, se hace otra vez interminable, y la traza de hace unos días se ha borrado otra vez por la nieve caída. Afortunadamente nos hemos juntado con varias cordadas y proponemos abrir traza por turnos. Cada vez que me toca acabo jadeando. Poco a poco los miembros del grupo de turnos van cayendo; suizos, iraníes, algún ruso,...y acabamos el grupo de navarros y maño, parte de nuestro equipo y un europeo cuya nacionalidad no recuerdo.



Llegamos por fin a las cuevas de hielo del C3...o más bien  lo intuimos, pues las bocas de entrada están enterradas en la nieve. Fran y Marc suben a meterse en su tienda, mientras que yo me dedico a abrir la entrada de la cueva con la pala. Al cabo de un rato llegan Josep y Claudia, con calma. Realmente hoy no hay prisa. Pienso también que aunque me siento en forma y aclimatado, veremos si mañana estoy mentalmente preparado, pues hace algunos días que se me está haciendo larga la expedición y tengo ganas de volver a casa.




Una vez dentro de la cueva de hielo, la rutina de siempre: preparar comida, fundir agua, meterse en el saco,...dormir, despertarse, fundir más agua, cenar...y otra vez dormir...Mientras intento descansar, mis pensamientos vuelven otra vez a la ruta de ataque ... 
Hace días que no paro de darle vueltas a las cuerdas fijas que protegen casi la totalidad de los últimos 1000 m de ascensión...
Me causan cierto respeto: y si alguna está en malas condiciones ?. Además el jumar que tengo lo compré de segunda mano en Katmandú cuando estuve hace años en Nepal, y no me acabo de fiar de él; estará tuneado ?. Me estaré poniendo paranoico ?...

Me despierto varias veces, pues la tortura del frío que me sube por la espalda no me deja dormir. Por fin, hacia las 2, suena el reloj. Decido ponerme por primera vez los calcetines de expedición. Al cabo de casi hora y media salimos los tres de la cueva, y enseguida salen Josep y Claudia hacia la primera cuerda fija que está instalada para acceder a la arista.

Yo voy a buscar a Marc y a Fran a la tienda, pero, maldición, se han dormido y todavía están con el desayuno !...Les espero fuera pues ya tenía decidido subir con ellos, pero este cuarto de hora largo a la intemperie me deja tieso más tieso que un pigmeo en el ártico.


Al fin salimos y enseguida llegamos a la cuerda fija, pongo el jumar y me pongo a remar, por terreno muy empinado. Voy poco a poco, pues cada brazada me deja sin aliento.

Una vez en la arista proseguimos, con inclinación ya más suave y sin cuerdas fijas, hasta que el terreno se complica y aparecen otra vez, en principio ya hasta arriba.



Pero pronto noto que no siento ningún dedo de los pies. Los calcetines de expedición han sido una pésima decisión, pues me comprimen demasiado el pie y la circulación es deficiente. A unos 6.100 m  coincidimos con los navarros, quienes también se quejan del frío.



Seguimos progresando por la arista por terreno no muy difícil  pero igualmente equipado, mientras que las primeras luces iluminan las cimas con colores anaranjados. Las vistas son sencillamente impresionantes. Pero las cuerdas fijas que veo más arriba me siguen intimidando, al igual que la insensibilidad en los dedos.



Hace un rato que es de día y a unos 6.300 m decido que ya tengo suficiente, a pesar de la insistencia de Marc y Fran. A estas montañas solo se puede subir si estás totalmente convencido y motivado, y no quiero pasar "la peor noche de mi vida"

.


Les paso parte del material del campo 4 de emergencia, y comienzo a bajar solo, llego rápidamente a la última cuerda fija, pongo el ocho, y rapelo con dificultades, pues las cuerdas están heladas. Mientras, mis compañeros prosiguen al ascensión.










Me meto en la tienda de Marc y Fran, y comienzo a masajearme los dedos de los pies. Al cabo de dos horas recupero la sensibilidad. Ahora solo me queda esperar a que lleguen los compañeros. Mientras, busco sin  éxito alguna carga de gas para comer algo. Maldición !, las que quedaban las hemos subido hacia cima...Me pongo a dormir en uno de los sacos de los compis , pero me voy despertando..ahora el calor es insoportable dentro de la tienda...

Pasan las horas, anochece, y a eso de las 22:00 aparecen Fran y Claudia, muy cansados. Al fin me puedo preparar algo caliente. Me comentan que Marc y Josep siguieron hacia arriba a pesar de la hora, mientras que Claudia descendió algo después de llegar al hipotético campo 4, y Fran se quedó a 6.800 m, una lástima. Aquí va la foto desde el punto más alto que ascendió.


 Nos ponemos los 3 a dormir y esperamos un nuevo amanecer. Hacia las 11:00, y algo preocupados, vemos por fin dos personas descendiendo los últimos metros de la arista y efectuando el último rápel. 


Son nuestros compañeros Josep y Marc, quienes nos explican que han hecho cima muy tarde, pero lo han conseguido!... Bajando ya de noche encontraron la tienda del campo 4 montada, gracias a Claudia, y permanecieron en el mismo hasta el alba. Josep afirma 
que ha sido "la peor noche de su vida", del frío que ha pasado...(sic)..
Algunas fotos de su cima:











Aunque están agotados, les convencemos de bajar hoy mismo pues la meteo cada vez está más insegura. Después de desmontar y recoger, iniciamos el descenso.


Antes de llegar al C2, nos desviamos a buscar un serac en la vertiente Oeste del Khan, bajo el cual montamos una tienda que usarán Josep y Marc para intentar una segunda ascensión esta vez por una nueva ruta, en principio virgen. Eso es alpinismo de verdad !..


Una vez montada continuamos el descenso y ya no paramos hasta el campo base. Nos espera la cena y ver cuando sale el próximo helicóptero hasta Karkara para coger el autocar de vuelta a Bishkek.

Finalmente, dos días después, podemos salir por aire Claudia, Fran y yo, y ya en Bishkek disfrutar de un par de días de descanso.


Mientras, Marc y Josep suben otra vez a la montaña e intentan la línea virgen que vieron en el Khan Tengri, pero tienen que darse media vuelta poco después del inicio de las dificultades, a unos 6.600 m. La ruta es una línea de nieve inconsistente sobre placas lisas de mármol casi imposibles de proteger. Sería un suicidio meterse sin pitones o burilador con esas condiciones.




Al final no coincidiremos en Bishkek porque avanzamos el vuelo a Barcelona, pero sí en el pase del vídeo/audiovisual que se hizo en Sant Andreu, donde encantados explicamos nuestra aventura.



Un abrazo a tod@s,

    Jose